La bilbaina Sala Rekalde presenta, hasta el próximo 5 de mayo, la exposición “Réinventer le monde”. Una muestra reactiva comisariada por Alexandra Baures, en colaboración con el Instituto francés. Presentación que busca la interacción con el público, repensar el mundo actual con chispa creativa o destructiva, según se mire. A la entrada, papel y rotulador esperan al espectador para aportar ideas positivas. Una de ellas, LEE, en el baño, en la cama, en la playa, en el parque…, y serás feliz. Insisto y animo a que así sea, no sólo este blog referencial, sino todo lo que os muestre el camino del más allá. Véase ampliar la curiosidad, abrir fronteras, descubrir mundo, nuevas tendencias artísticas o creativas. Para el más acá ya tenemos demasiadas referencias poco motivadoras. Dejo abierta la puerta a la imaginación. Merece la pena pararse en ese espacio dos minutos para pensar las constructivas propuestas y mojarse. El anonimato lo permite. Visité por primera vez la muestra durante la concurrida inauguración, junto a mi ya popular amiga Erika y David Hornback, su media naranja. Gran fotógrafo y amigo del que os hablaré durante estos próximos días porque la próxima semana impartirá un curso en el Guggenheim al que asistiré puntualmente. Lo de la puntualidad va en serio, no os riáis. Multitud de conocidos de variopinta procedencia nos esperaban, dispuestos a ver con interés la nueva propuesta de la sala. Público interesado en la cultura pura y dura, eso hay que agradecérselo a su directora, Alicia Fernández. La capacidad para reunir a tantos amantes de la recortada escena cultural.
Una amplia muestra que une a jóvenes talentos, junto a renombradas figuras de la escena artística gala, y se divide en cuatro partes: Hacer, no hacer o deshacer, Días de campo, Resistencia y Objetos para pensar. Artistas que abordan la relación del ser humano con la naturaleza en una sociedad mayoritariamente urbana. Podría resumir la filosofía de la Expo en una frase, crear un mundo mejor está en nuestras manos. Y consigue expresar algo difícil de transmitir con el reciclaje, la belleza y la fealdad están más cerca de lo que uno cree. La naturaleza debe ser una parte más de nuestra humanidad, aunque sea mentalmente. Formamos parte de ella y viceversa, seamos respetuosos entonces. El ying y el yang, lo malo y lo bueno, se entrelazan, mal que nos pese. O la belleza de lo imperfecto, que decía mi amigo Jaume Delaiguana.
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