Más auténtica, más salvaje, es otra África la que conoce el viajero NUBA ( c/ Las Mercedes, 25. Las Arenas). La perspectiva de las tierras fértiles de Tanzania cambia desde una avioneta, el viajero se convierte en explorador y descubre con otros ojos estas tierras todavía inéditas. Safaris hasta el horizonte, sin prisas ni agobios, en calma. El guía susurra las delicias de la sabana. El viajero sucumbe al embrujo de la sabana dulce y caliente y al final del día, disfruta del puro placer del descanso junto a una chimenea, en un sofisticado lodge de estilo victoriano.
La herencia de la memoria colectiva
Un sabio africano llamado Hampaté Ba’a decía que el saber es una luz que está en el hombre: es la herencia de todo aquello que nuestros antepasados han podido conocer y que nos han transmitido. En la cultura del continente negro la tradición oral ha suplido a la escritura que no han conocido hasta fechas recientes.
La evolución de la población Tanzana se ha forjado en el sedimento de su memoria colectiva y, todavía hoy, cuando se esconde el sol, los mayores cuentan a los jóvenes historias que les transmiten enseñanzas aprendidas desde tiempos antiguos. La mayoría de estos cuentos tienen como protagonistas a los animales y, es que, la naturaleza enhebra la historia de África.
Arusha
La contemplación de la vida salvaje es el primer obsequio que hacen las tierras tanzanas al viajero. En Arusha, rodeado de un paisaje de granjas dedicadas al cultivo de café, está la primera parada donde tendrá la oportunidad de vivir una auténtica aventura, reflexionar y relajarse en los lodges y campamentos con el mayor confort y lujo europeo, con lujosas suites de estilo victoriano y vistas al jardín.
Al despertar del día siguiente les espera un espectáculo digno de ver. Cuando los primeros rayos de sol tiñen esta tierra de hierbas altas, una pintura dorada se funde en ritual con el rojo bermellón de las túnicas de los Maasais. Los jóvenes pastores, de esbeltas y ágiles figuras, permanecen de pie, custodiando la vida que habita en la panorámica de sus bosques ecuatoriales.
Tarangire
El lugar donde África extiende orgullosa un manto fresco e interminable de praderas es también el escenario de la vida salvaje y de la plena libertad. Llegando a Tarangire se pueden ver a la sombra de las acacias y los baobabs como duerme la siesta africana una espléndida fauna. Una vez en el exclusivo lodge, en habitaciones enclavadas en las ramas de los milenarios baobabs, los viajeros podrán disfrutar de una sobrecogedora imagen panorámica de la selva. Después degustarán un almuerzo y comenzarán los primeros safaris fotográficos. Y por la noche el mejor de todos, el safari nocturno: con la oscuridad empieza la hora de la caza.
Parque Nacional del Lago Manyara
Durante el recorrido en 4×4 hacia la zona del Lago Manyara se ven los poblados Maasai y la impresionante pared del Rift como telón de fondo. En los bosques que rodean el lago habitan numerosos monos y para poder ver a los animales lo mejor es almorzar con un pic-nic en el interior del Parque cerca al lago. Este parque es conocido como el Parque de la biosfera por la gran cantidad de vegetación que tiene.
Al atardecer y, de camino al pueblo de Karatu, hay que cruzar por el bullicioso pueblo de Mto Wa Mbu, dedicado al cultivo de bananas, arroz y a la talla de madera. Un exclusivo lodge, situado en una antigua plantación de café, espera la llegada de los viajeros al pie de las «verdes colinas de África» que Hemingway describiera. Cada habitación está decorada con un estilo diferente: antigüedades africanas, telas y artesanías tanzanias decoran las estancias sin renegar del confort europeo.
Karatu – Área de conservación del Ngorongoro
En Karatu hay parajes tan vivos y extraordinarios como el Área de Conservación del Ngorongoro, la caldera volcánica más amplia del mundo y la mayor concentración permanente de vida salvaje en el planeta. El lodge está construido en la boca del Ngorongoro, con vistas al cráter. No puede faltar un pic-nic en el cráter y un safari fotográfico: contemplar los hermosos leones de piel ocre tumbados al sol o la increíble fauna oculta que habita en el cráter, es otro más de los atractivos de encontrarse con África.
En Olduvai están los grandes hallazgos que ponen África como la cuna de la humanidad, la reflexión es inevitable. En su museo está el homo sapiens y en Laetoli se han encontrado las huellas humanas más antiguas (3,6 millones de años). En esta garganta se encontraron restos de Australopithecus y Paranthropus.
Parque Nacional del Serengueti
Nada mejor que empezar con un safari fotográfico en la Reserva hasta la hora del almuerzo. Toda la fauna animal de África esta en el Serengeti: rebaños de ñues, cebras, antílopes y gacelas son perseguidos a corta distancia por los insaciables carnívoros (leones, leopardos, hienas, guepardos, licaones). Los más afortunados pueden ver cazar al guepardo, el felino más rápido, y al esquivo leopardo encaramado en alguna acacia; hipopótamos y cocodrilos también pueblan esta área.
Un día más el descanso en los lodges está pensado para clientes exigentes: las habitaciones, ubicadas sobre palafitos, son cómodas y están envueltas en una profusión de tela. El servicio excelente y la decoración envuelven al viajero NUBA en un clima romántico entre muebles victorianos, suelos de teka y tejidos de colores.
OCURRIÓ EN EL RIFT…
Contemplar una manada de gacelas pastando tras una tormenta; observar la pesca artesanal en la región más meridional del valle del Rift; conversar con una familia samburu frente a la puerta de su choza; dejar atrás, en un 4×4, los pueblecitos colgados de los riscos de las colinas… son algunas de las espectaculares razones por las que no puede dejarse de ir a Tanzania.
Pero Tanzania es también uno de los países en los que se cree que aparecieron los primeros seres humanos. Es precisamente en la región geológica del Gran Valle del Rift donde la ciencia moderna busca las claves para saber quienes somos y de donde venimos. Un enorme tajo que va desde las tierras bíblicas del mar muerto hasta las latitudes más meridionales del continente africano. Una enorme grieta que hasta los astronautas pueden distinguir desde el espacio y que invita a la reflexión sobre el origen de la vida.
Otra gran razón es que como cada año y tras las lluvias, un ejército de casi dos millones de ñues y cebras comienza su peregrinaje hacia los verdes pastos de Masai Mara. Solo hay un obstáculo en su camino, el gran Río Mara, una trampa mortal donde los cocodrilos acaban con la vida de miles de animales cuando intentan cruzarlo. Su instinto de supervivencia es sorprendente, algo dentro de ellos les obliga a cruzar el río porque saben que lo que les espera, merece la pena.
Y, efectivamente, el gran milagro está al final de su peregrinaje. Los más afortunados llegan a un oasis de naturaleza virgen poblada de una flora exuberante y exótica que descansa a los pies del Kilimanjaro.
NUBA propone terminar el viaje en Seychelles: lechos de arena blanquísima para descansar y huir del estrés. Islas confortables, rodeadas de universos de coral, sumidas en la tranquilidad y la belleza del Océano Índico.
Fusión colonial
Las villas privadas de Seychelles destilan paz y tranquilidad. Una copa de champán y el mar turquesa que se funde con el sol en el horizonte… Nada hay mejor que disfrutar del ritmo local, del oleaje suave.
Un paseo en lancha les aleja de las grandes rocas redondeadas que se amontonan en las playas doradas. El mar invita a practicar el buceo y el snorkel, a zambullirse en estas aguas cristalinas… El sol adormece los sentidos.
FICHA DEL VIAJE
Para más información, en NUBA de Las Arenas, en la calle Las Mercedes, 25. Las Arenas ( Getxo ) (acceso por calle peatonal Iturrigorri)
Teléfono: al 94 431 58 10.
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