El Cineclub Fas emite “El Molino y la cruz de Lech Malewski” Francia, y en este caso su Consulado en Bilbao, fieles defensores de la cultura con mayúsculas, como ya he esgrimido en innumerables ocasiones, organizaron recientemente una recepción para presentar en sociedad a la nueva directora del liceo francés, Laure Bejannin. A la agradable reunión asistieron personajes, dentro de las cuales debo modestamente incluirme, del ámbito de la cultura bilbaína.
En esta respetable ocasión, ante un núcleo de lo más granado de la sociedad bilbaína, empecé a conversar y para los que no me conozcáis todavía tengo que decir que esta es una de las actividades de las que más disfruto, con dos chicas aún desconocidas. Pero eran cinéfilas a más no poder y ahí encontramos una poderosa conexión. Con ellas pasé toda la velada sin moverme del sitio donde surgió la tertulia, una agradable merienda-cena de lo más chic, en la residencia del Ilustrísimo señor, Didier Ortolland. Las nuevas amigas eran hermanas, amantes del cine de verdad, nexo de unión que convirtió la charla en un momento mítico al más puro estilo Alleniano (Woody para los amigos). Y desvelo ya sus nombres que no quiero haceros sufrir más, Txaro Landa, Presidenta del Cineclub Fas, que este año 2013 cumple sesenta primaveras y su hermana Mar, fueron las gloriosas compis de la fiesta. No tuve ocasión de conocer este señalado día a Txus Retuerto, al cual entrevistaría después, manteniendo otra enriquecedora conversación, que más tarde se publicaría en el BILBAO y aquí os dejo, queridos culturetas. Descargar PDF. Sesenta décadas compartiendo cine del mejor, siempre en martes, durante los cuales presumen haber sobrevivido a un Golpe de Estado, la dictadura franquista, censura eclesiástica y los cambios culturales marcados por distintas generaciones de amantes del séptimo arte. Además de criar a los principales cineastas de nuestro entorno, Pablo Berger, Alex de la Iglesia, Arturo Trueba, Enrique Urbizu, que por cierto se acercará al Fas el próximo martes… Vuelvo a la conversación en la sede francesa… No me olvidé, entonces, y ella tampoco, de nuestro adorado Santos Zunzunegui. El que fuera profesor de cine en la Facultad de Ciencias de la Información de Leioa, que tanto nos enseñó de un cine que para nosotros, unos veinteañeros rebeldillos, era raro pero a la vez nos atraía sin saber por qué. Y recordaba a Txaro cómo le comenté, emocionada y sin peloteo, sino con esa sinceridad total que me suele caracterizar, un catorce de julio en el instituto francés, “Santos, tú me has enseñado a ver cine de verdad, y eso nunca lo olvidaré”.
Camino al calvario. Peter Brueghel, el viejo
Os he puesto en antecedentes para remitiros al Fas, que mañana emitirá una más que interesante película, a la cual podéis asistir pagando una ridícula cantidad por la que ya no se pueden comprar ni chuches, 5 euros, 2 con carnet de estudiante. El molino y la cruz, de Lech Majewski, es el título de la hermosa cinta. Una cuidada producción cuuyo rodaje duró cuatro largos años y que se centra en tres personajes, creados por grandes actores. Charlotte Rampling (Virgen María), Rutger Hauer (Bruegel) y Michael York (amigo y mecenas de Bruegel). Presentada por Tolentin, (El séptimo vicio, de Radio 3), que aprovechará la ocasión para grabar el programa que se emitirá el próximo miércoles 10 en directo. La película-cuadro esta inspirada en el lienzo de 1504,«Camino al calvario» de Peter Bruegel el viejo, y está basada a su vez en la novela de Michael Gibson, «El molino y la cruz». Obra pensada para ser «expuesta» en los museos, como video arte, pero que en este caso será ofrecida en el Cineclub Fas con la misión de acercarse a otras disciplinas artísticas.
El director polaco, Lech Majewski, un creador que ama el arte desde su juventud, es el artífice de una obra que bien podría ser un cuadro en movimiento. Una representación cinematográfica de una historia dramática que tiene como fondo la Pasión de Cristo, ambientada en Flandes, bajo la sangrienta ocupación española. Un director de cine polaco, con una firme trayectoria, arropada por museos clave como el MOMA de Nueva York, que en 2004 ya filmó una película sobre El Jardín de las Delicias de El Bosco. Desde el punto de vista visual “El molino y la cruz” es, como suele repetirse en las reseñas, hipnótica y novedosa. Una experiencia cinematográfica nunca antes vista. Solo por eso ya merece la pena acercarse a nuestro querido Fas.