Lo primero que le vino a la mente a Jon Ruigómez cuando le dijeron que se iba a poner al frente del Museo Marítimo de Bilbao fueron las enormes grúas del astillero del Euskalduna. Hoy, Jon es el director del museo desde hace más de un lustro. Y aquel primer pensamiento resurge de alguna manera cada vez que mira a la grúa Carola, símbolo del pasado industrial de Bilbao que dio paso a la ciudad de servicios que es hoy en día. Una ciudad de servicios y de amplia oferta turística en la que el museo marítimo (y la grúa) juegan un papel decisivo.
¿Cómo llegó Jon Ruigómez al Museo Marítimo de Bilbao? Yo venía de un mundo diferente, del mundo de la empresa. Vine con el perfil de gerente. Mi relación con el mar hasta ponerme al frente del Museo Marítimo de Bilbao no había sido profesional sino más bien un hobby. Es un trabajo bonito, fascinante.
Después de 5 años al frente del Museo, ¿cuáles son los proyectos que han marcado tu trayectoria? En estos años hemos tenido exposiciones muy potentes. Me viene a la mente una que hicimos con el Museo de Bellas Artes que se llamaba “El mar en el arte, el arte en el mar”. Tuvimos cuadros de muchísimo valor: Artetas, Picassos… todos ellos relacionados con la mar. O también la exposición la Magia de la Ría (disponible en la actualidad) que hemos elaborado junto al Consorcio de Aguas para explicar el proceso de recuperación al que se ha sometido la ría en 35 años, y que la ha hecho estar como está hoy, limpia y con mucha vida. Muchos de los jóvenes de Bilbao no saben que hace no muchos años la ría de Bilbao era completamente diferente, era una cloaca, y ahora está llena de vida.
Y el museo nace precisamente por eso… Si. Digamos que el museo tiene un doble mensaje: explicar el origen de la ciudad, sus raíces portuarias, industriales y comerciales, y por otro lado, explicar la transformación de estos últimos 35 años. El Bilbao industrial era un Bilbao con mucha energía, tenía mucha fuerza. Hoy Bilbao está limpísimo, pero antes tenía esa potencia. Para los jóvenes y los turistas es importante saber que la ciudad a día de hoy está muy bien pero que tiene un origen. Y que si Bilbao vive con cierto desarrollo es por esa industria y ese comercio del pasado.
El lugar donde está situado tiene mucho que ver con el pasado Si, y es precisamente lo que marca al museo, el emplazamiento donde se establece. Esto era un astillero, el astillero del Euskalduna, y antes de que las instituciones lo recuperasen para el museo, este dique (el más antiguo del estado) estaba cubierto. Recuperarlo fue una mejora para la ciudad. Un gran acierto como proyecto a largo plazo y de calado.
¿Ahora toca seguir asentándose en la ciudad? El museo tiene ya 13 años, y aunque en una persona humana no dejarías de ser un adolescente, yo creo que ya estamos asentados como referencia marítima y cultural. Tenemos el motor de otros museos (el Guggemhein, el Museo de Bellas Artes…) y recibimos una parte de ese turismo. Pero todavía hay que mejorar, hay que seguir asentándose. Entonces si, ese es nuestro objetivo actual, seguir asentándonos.
Hace apenas unos meses ha comenzado la restauración de Zorrozaurre, ¿os favorece? Nosotros estamos en un lugar auténtico y clave, y también en un momento clave. La transformación de abandoibarra está acabada, y ahora se está empezando la de Zorrozaurre. Eso nos mete aún más en el centro de la ciudad, y creo que somos un sitio muy importante. Por el puente del Euskalduna entran muchísimos coches a la ciudad. Zorrozaurre va a ser positivo para Bilbao y también para el museo, y será incluso la forma de acceder por agua a la antigua península.
Cada vez son más las actividades que ofrece la ría… Si. Hay remo, hay piraguas… y aunque el baño propiamente dicho no este recomendado, cada vez son más las actividades que se ofrecen. Antes se vertian dos mil toneladas diarias de residuos. Parece magia que se haya recuperado, pero es producto del plan de saneamientos del consorcio de aguas. A día de hoy lo que se ha conseguido es tener una ría en la que tienes muchísima vida. Para que te hagas una idea. En el año 2000 no se encontraba vida en la ría y a día de hoy hay unas 60 especies.
¿Ese público que viene a las actividades es también público potencial del museo? Depende. Se trata de encontrar turistas de calidad. Turistas que tengan interés por la cultura, que tengan un nivel de conocimientos, de poder adquisitivo. Que tengan interés por visitar todos los museos de Bilbao pero también visitar el Casco Viejo, subir a Artxanda, e incluso acercarse al puente colgante de Portugalete. No es tanto buscar el número de visitas sino un visitante de calidad.
Y también es un museo pensado para los niños… Si. Tenemos bastantes guiños a la visita familiar. Tenemos repartidos por la primera planta del museo diferentes dioramas de playmobil para explicarles a los más pequeños de la casa, en su propio lenguaje, lo que es el museo. También hay una yinkana pirata para que aprendan jugando, y por último, una pantalla interactiva con el mapa de Bilbao y sus alrededores. Así tanto niños como visitantes extranjeros pueden ver como es Bilbao, y en determinados puntos ver tanto fotografías antiguas como actuales e información variadas sobre cada lugar o zona. ¿Qué más puede encontrar alguien que viene al museo? La visita puede empezar bien en el exterior o bien en un apartado del museo donde se explica que esto fue un astillero. Contamos el origen, la transformación de los últimos 30 años. También puedes subirte a la falúa del consulado y navegar por la ría gracias a una aplicación. Además de las exposiciones permanentes, disponemos también de las temporales. Dos de ellas son La Magía de la Ría, que comentábamos antes, o Color de Hierro, que junta a tres autores diferentes, y que vendrán sucesivamente. En la visita al exterior enseñamos el portu, un gabil que se construye en este dique en 1902, además es el primero que construye el Euskalduna. Tenerlo en nuestra colección es muy relevante. Estaba hundido, así que tuvo que recuperarlo y restaurarlo. También tenemos la Gabarra del Athletic. ¡Y la grúa Carola, por supuesto! Bilbao no podría llegar a entenderse sin la ría Imposible. Bilbao se asienta, antes de incluso de ser villa, en el último punto navegable que le permite la ría porque era el más seguro para protegerse de ataques exteriores pero que todavía era navegable para poder salir en rutas comerciales. Ahí es donde se asienta bilbao, y crece a través de ese comercio marítimo. Y a día de hoy la ría le da coherencia a una metrópoli de un millón de personas, que ya sí que tiene una presencia en el mundo y yo creo queva a seguir siendo el eje vertebral de la ciudad en el futuro.