Muy queridos culturetas, ayer estuve en el auditorio del Guggenheim junto a la escultora Cristina Iglesias, a quien no tenía el gusto de conocer, pero cuya sinuosa obra, repartida a lo largo y ancho del planeta tierra, me interesaba desde hace tiempo. La artista guipuzcoana ofreció una charla en torno al proceso de trabajo que ha dado lugar a las obras expuestas en la exposición Arquitectura Habitada y que forman parte de la Colección del Museo. Visita guiada, decía ella, a través de su obra. A continuación os hago un resumen de la destacada presencia internacional de la artista, que en la actualidad expone en el Centro Nacional Arte Reina Sofía. 143 exposiciones, entre individuales y colectivas, en distintas galerías y museos internacionales. Entre ellas, la Biennale, en Sydney, Marian Goodman Gallery, en Nueva York y París, Guggenheim Bilbao, la Bienal de Venecia, el Centro Georges Pompidou, la Fondazione Arnaldo Pomodoro, de Milan, Pinacoteca Sao Paulo, de Brasil, Umedalen Skulptur, en Suecia, Museo Ludwig, en Colonia (Alemania), The Mori Art Museum en Tokio, Whitechapel Art Gallery, en Londres y el sorprendente Centro de Artes visuales Fundación Helga Alvear, de Cáceres, que casualmente visité hace poco más de un año, aprovechando un viaje familiar a Extremadura, junto a nuestros amigos del alma, Choco y Rosa.
Cristina Iglesias. Habitación de Alabastro 1993 Foto: Erika Barahona-Ede ©FMGBGuggenheim Bilbao Museoa, 2013
La joven y bella autora presentó y desveló secretos estilísticos con la sutileza que engrandece a los genios. Una serie de esculturas laberínticas plagadas de filigranas y serigrafías, junto a los textos indescifrables suspendidos en el hierro dulce trenzado. Su éxito internacional me intrigaba y deseaba escuchar sus ideas para tomar nota, sin competir con ella, por supuesto, cada una en lo suyo. Los de Bilbao somos así, para qué vamos a andar con tonterías. Bromas aparte, escuchar a los grandes artistas me enriquece más que todo el oro del mundo. Su obra está plagada de títulos sugerentes e imaginarios como “El jardín de Behuliphruen”, itinerarios que hablan del paisaje y la ciudad. De la importancia de pasear, placer similar al de una deliciosa conversación junto a un río, escuchando el sonido de su discurrir, copa de vino en mano.
Conferencia de Cristina Iglesias en el Auditorio del Museo Guggenheim Bilbao
Arquitecturas hechas para recrear los sentidos, decía Cristina. Sólo oír hablar de los sentidos, y la imaginación se desata cual loca primavera. Lugares y pasajes que invitan a mirar y más tarde a pensar. Esculturas que aparecen mientras deambulas a lo largo de la ciudad. “Me interesa el caminar, no sólo en la ciudad, sino a través de la obra. También los sentimientos que surgen durante el adentramiento en la escultura”. Siento intriga, necesidad de conocer más. La realidad de los textos inmersos en las esculturas, historias de una vida que no pueden permanecer ocultas, que necesitan abrirse al mundo. Quizás algo de temor al encierro personal. Obras que se camuflan con nuestros pasos y también con nuestros pensamientos, que huyen del clásico efecto estático, sólido, de las instalaciones, para tener un efecto vital. La puerta lateral que ella ideó en el Museo del Prado así lo revela, girando a lo largo del día como si de un objeto viviente se tratara. Una puerta ceremonial, que se abre en momentos puntuales, pero también una escultura pública.
La artista gesticula durante la presentación
“La pieza es un tránsito entre la ciudad y el templo de lo imaginado, una invención vegetal que tiene el registro de lo natural y un guiño al botánico, próximo al Prado”, explica la artista. Textura, piel que atrae, que juega entre lo abstracto y lo reconocible. A cierta distancia no se aprecia bien, pero en la proximidad se vislumbran sus recovecos. Que juega con la idea del tiempo, “me fascina imaginar la secuencia durante la que el espectador permanece junto a la obra”. Necesidad de presencia duradera fundamental para la gran mayoría de los artistas. Y tiempo durante el que el visitante disfruta de “la mejor pinacoteca del mundo”, constata Iglesias.
Sin título (Celosía X) Madrid 2006
Arquitectura habitada por peces y corales como la localizada en el fondo del mar en Baja California, México. Un monumento en la isla de Espíritu Santo a un programa de preservación de la zona y un refugio de la vida marina. “Pensamos crear una pieza que simbolizara la idea de la protección de los recursos marinos”. Esculturas estáticas que rechazan su actitud inerte.
Magia de la escritura, penetrar en el arte, introducir la mirada en la imaginación de los creadores y descubrir la verdad de su obra. Secuencias creativas que resuelven el misterio, el éxtasis de la creación.
Escultura en el fondo del mar. (Baja California)
Cristina Iglesias Sin título (Celosía II) 1997 Foto: Erika Barahona-Ede ©FMGBGuggenheim Bilbao Museoa, 2013